¡Es mi turno!. Comunicación y estrés.

| Margarita Martínez | | Deja un Comentario

Estoy cansado de estar como el perro y el gato, ¡me toca ya estar tranquilo!.

¿Quién no ha visto a dos personas pelearse como el perro y el gato? ¿quién no ha sentido alguna vez el estrés de estar en una situación así, con alguien o incluso sólo con uno mismo? De forma inesperada pierdes el control ¡y no te has dado ni cuenta!. Fijaros en la imagen del artículo, es la portada de un libro que me recomendaron para mis hijos, bueno más bien para mí, cuando eran pequeños y en los pasillos de casa de repente se creaban auténticas batallas de sangre. Una de las causas era no respetarse en los turnos por ejemplo a la hora de compartir, otras veces uno de ellos no sabía comunicar cómo se sentía y se quedaba callado. Por la noche les leía el libro y me aplicaba yo también el cuento. Ahora lo recuerdo y sonrío con alivio.

Nos pueden suceder situaciones parecidas, aunque no hace falta llegar a extremos podemos sentir ese mismo estrés con colaboradores en el trabajo. Daniel Goleman en su libro Inteligencia Emocional acuñó un concepto, el secuestro amigdalar – Amygdala Hijack -, para describir precisamente estas explosiones emocionales que surgen de forma abrupta. La amígdala está considerada como el centro del procesamiento de la información emocional, analizar la comunicación que tenemos con otros o con nosotros mismos y sus causas emocionales tiene un gran valor para reducir el estrés.

Es evidente que una comunicación más saludable reduce los niveles de estrés generados en un conflicto.

QUÉ ES LA COMUNICACIÓN Y CUÁL ES EL PROCESO 

Para Philip Kotler, padre del marketing, “la comunicación consiste en la transmisión de un mensaje a través de un canal entre un emisor y un receptor”. Abraham Nosnik, cátedra de comunicación organizacional en Standford, añade que “la comunicación es también una manera de establecer contacto con los demás por medio de ideas, hechos, pensamientos y conductas, buscando una reacción al comunicado que se ha enviado”.

Otros expertos, como Margaret Bullowa, añaden que “en la comunicación hemos dado demasiada importancia al código, a los detalles de la transmisión y recepción, pero que también hay otras cosas que hacen referencia a sus propiedades globales y que la hacen posible. Estas últimas atañen más al estar en comunicación que al qué y cómo comunicar”. 

En psicología los «turnos de intervención» –  Turn Taking – hacen referencia a las pausas e interrupciones breves que el niño realiza al succionar del pecho o del biberón. Se ha demostrado que esta predisposición típica de los bebés humanos no se da en otros mamíferos y tiene como función entenderse con la persona que lo alimenta. En este espacio el niño empieza a hacer que le entiendan.

Este proceso  es por tanto  mucho más que el esquema: emisor → mensaje → receptor, es un complejo fenómeno biológico y psicológico en el que intervienen también las capacidades perceptivas de cada individuo. Los cinco sentidos y las habilidades cenestésicas son claves. El contacto corporal de la madre con el recién nacido, el de los amantes o amigos que se abrazan o el apoyo de un compañero de trabajo son muy importantes.

PARA QUÉ ENTRENAR UNA COMUNICACIÓN SALUDABLE

El neurocientífico W. H. Freeman afirmó: “Tú ves lo que esperas ver o lo que estás entrenado para ver, no lo que realmente está ahí”. Se trata por tanto de entrenar nuevas formas de comunicación y “podar” las que ya no nos sirven, no sólo con los demás sino con nosotros mismos. 

Si mantienes nuevos estados al cabo de unos días se activa el proceso de neurogénesis, las células madre van al hipocampo (zona del cerebro de la memoria y el aprendizaje) y se transforman en neuronas. Pero también podemos realizar podas de creencias o comportamientos que ya no son útiles. La “poda sináptica”, según el profesor en psiquiatría Irwin Feinberg, es necesaria para crear un espacio sináptico entre las neuronas. Si las dentritas de las neuronas están muy cercanas y son largas dificultan el pensamiento, es literalmente como si no hubiese espacio para pensar, así ocurre con los chimpacés.

La comunicación entre organismos tiene como función primordial el que se produzca la cooperación, clave para la transformación y evolución de nuestra especie. 

Dado que no todos tenemos las mismas habilidades comunicativas podemos ayudarnos los unos a los otros y no interpretar determinadas reacciones como ataques a título personal, desconocemos exactamente porqué una determinada persona actuó así. Pero sí podemos comprender y seguir entrenando una comunicación más saludable.

¿Y AHORA?, ¡ES MI TURNO!, ¿CÓMO LO HAGO?

El Dr. Joe Dispensa dice que una vez sabemos el qué y el para qué, el cómo se revela con facilidad. Pero por si además queréis unas recomendaciones estas son las que yo utilizo con mis clientes:

  1. Toma consciencia de que has perdido los papeles y recuerda que eres un ser humano todos en algún momento hemos secuestrado a nuestra amígdala. 
  2. Párate y respira así podrás respetar los “turnos de intervención» para conectar con los demás y contigo. Como os he explicado antes desde que somos bebés ya sabemos como predisponernos a estar comunicados.
  3. Perdona a los personajes de tu historia, a ti como protagonista y a los demás. Puedes pedir perdón incluso verbalmente si lo crees oportuno, los juicios y la culpa no son buenos aliados en estos procesos. Ten presente que las personas tienen sus razones para actuar de determinadas maneras, no te lo tomes a título personal.
  4. Utiliza la empatía o una comunicación menos violenta, nunca es tarde. Aun así tranquilo, también puedes liberar la rabia o tristeza por otros canales.

En este cuarto punto en las sesiones utilizo una técnica, la comunicación no violenta (CNV) que Marshall B. Rosenberg expone en su libro del mismo nombre. Tiene cuatro componentes y os lo explicaré con un ejemplo. Imaginaros a un coordinador, Juan, en una empresa de seguros que le dice a una persona de su equipo:

“Pedro, cuando veo (1) los expedientes amontonados en la mesa o acumulados en nuestro sistema de gestión interna me siento (2) irritado porque necesito (3) que los espacios comunes estén despejados para poder trabajar con mayor agilidad, ¿estarías dispuesto (4) a organizarlos? ¿En qué puedo ayudarte?”

La CNV tiene 4 componentes que están numerados en paréntesis en la frase anterior, estos son: 

  1. OBSERVACIÓN de la situación: expresar las acciones que observamos sin hacer alusión a la persona que las ha realizado.
  2. SENTIMIENTO: interpretación de la emoción, cómo nos sentimos en relación a lo que observamos.
  3. NECESIDADES: no cubiertas que están relacionadas con los sentimientos.
  4. PETICIÓN: lo que queremos que la otra persona haga. En esta petición nos ofrecemos a ayudar a la otra persona y así como os explicaba antes iniciamos el proceso de cooperación, principal función de la comunicación.

El objetivo es que Juan sea capaz de comunicar cómo se siente, qué es lo que realmente necesita y que además Pedro empatice con la necesidad de su coordinador. Una petición efectiva es por tanto honesta (podríamos añadir incluso: ¿me gustaría saber cómo te sientes después de lo que te acabo de decir?) y no es una exigencia (cómo se hubiese sentido Pedro si le gritan: ¡eres un desordenado!¡organiza esos expedientes!). Pero además tiene dos partes, una está relacionada con expresar o emitir y otra con la capacidad de recepción empática de los comentarios que llegan.

Desde este lugar ambos pueden construir una comunicación más eficaz y saludable con menos estrés. ¡Os aseguro que los resultados son asombrosos!, no se crea una comunicación en el sentido estricto de la palabra sino una sintonía emocional. Quizás a algunos os puede parecer sólo pura teoría pero os invito a que lo practiquéis un poco, cuando conseguimos tomar cierta distancia con el problema, conectamos con nuestra necesidad, con lo que sentimos y además lo comunicamos, todo cambia.

De forma natural, con la práctica podemos crear una nueva manera más equilibrada de comunicarnos. Se trata de elegir en cada momento de una forma más consciente nuestros comportamientos. En la penúltima página del cuento infantil “it´s my turn” aparecen el perro y el gato jugando juntos, subidos a un balancín doble en el parque infantil. Han comprendido que con el equilibrio y el respeto de su turno pueden jugar a la vez, cooperar para llegar más alto y además divertirse los dos. Al acabar se les ve de la mano, sonrientes saliendo del parque. 

Deseo que te permitas coger tu turno para comunicarte, también os deseo a ti y a tu equipo un final feliz con menos estrés saliendo del problema. Aun así si sigues teniendo dudas sobre este tema estaré encantada de atenderte, puedes ponerte en contacto conmigo a través de e-mail mmartinez@mmrelate.com o mediante el teléfono +34 699 06 80 26.

Decirte también que he creado un programa para directivos y sus equipos “Entrena tu calma, supera el estrés” donde podemos tratarlo con más detalle.

Muchas gracias y disfruta.

Margarita

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